El trayecto a Jacksonville es corto, 30 millas hasta la desembocadura del río St. Johns, y luego río arriba 16 millas. Unas 9 horas en total. He buscado una marina de buen precio, por eso es río arriba, a la entrada de Jacksonville. Allí quiero dejar el barco 15 días y viajar a España, al cumpleaños de mi madre.
En cuanto entras en el río te das cuenta de que es industrial, militar, donde reinan los gigantes.
En la entrada está May Port, puerto de la Armada estadounidense. Se ven los cañones. Los remolcadores suben y bajan, porque se está dragando el río permanentemente, para que los mercantes puedan entrar sin problema. Hay una estación de intercambio y carga de contenedores.


Son los grandes monstruos, las grandes dimensiones, las gigantescas máquinas que hemos creado para gobernar el mundo.

Tambien hay casas de ricos con sus motoras elevadas en el pantalán privado.


Los remolcadores superpotentes, el tráfico internacional de contenedores, las grandes grúas, los millares de toneladas.

Nuestras grandes creaciones, a partir de la piedra, de la extraccion de las entrañas de la tierra.

Magníficas y asombrosas, el poder de la mecánica y la ingeniería. Cada vez más rápido, cada vez más mercancía, más comercio, más toneladas, más más y más. Ya parecen animales ¿Grandes jirafas? ¿Dinosaurios?

Cada cubito, cada contenedor puede pesar hasta 20.000 kilos; un camión. Entran muchos en cada barco, miles.

Cada contenedor se reparte según su destino. Intercambio de transporte, para que yo en la tienda encuentre mi grillete, mis gafas o mi gorro.

Todo se reparte y se distribuye, es un gigantesto tetris mundial donde cada contenedor pasa por su camino específico desde que se llena hasta que se vacía.

La invencion del contenedor de transporte fue una verdadera revolución en el comercio internacional, acabando prácticamente con el transporte a granel y con el estibaje de unidades menores. Ahorrando mucho tiempo y facilitando la gestión. Más transporte y mejor ¿Para quien? Para nosotros ¿Para qué? Para tener, más y mejor ¿El qué? Todo. Lo que sea.
Si el río debe ser más profundo, se hace. Lo que haga falta. A dragar. Las toneladas que sean necesarias.

Finalmente llego a la marina Seafarers. Me reciben bien y me ayudan a amarrar, no estoy acostumbrado a este tipo de amarre a pilones de madera. Así ahorran pantalanes, los americanos saben ser económicos.
Cuando miro los barcos de la marina, me empiezo a preguntar si he elegido el lugar adecuado.
- Tu vecino vive en el barco. (... pues el barco está hecho un desastre...)
- Si necesitas ir a cualquier sitio, yo te llevo en mi coche, sin problema.
- Gracias.

Es una marina de desheredados, de los que no tienen dinero. Tambien hay algunos barcos de verdad, pero son minoría, la mayoría es gente que vive en el barco porque no tiene dinero para comprarse una casa. No tienen ninguna intención de navegar. Ni posibilidad, mirar qué barcos.

Si por fuera están así, como estarán por dentro.






Hay una terraza agradable con una buena vista.


No hay puerta de entrada, ni códigos de seguridad ni barrera nada. Seafares Marina.

Marina barata con vistas de lujo.

A la mañana despues de una sesión de yoga, me voy a dar un paseo hasta la ciudad. El barrio de los alrededores es bastante pobre. Hay bastante basura en las calles y hay muchas casas en mal estado. Me acuerdo de Cuba. Aquí también hay gente que no está bien, aunque no haya cortes de luz. Es verdad que aquí aunque sean pobres, todos tienen una casa entera, con su terreno y su coche. Aunque la casa esté hecha un asco, el coche está en la puerta. Y la electricidad en el enchufe.




Barrio pobre, tiendas pobres. pero tienen bastantes cosas. Ya les gustaría a los cubanos.



Las casas son de sus dueños, el que viva aquí debe estar un poco loco....

Camino mucho y no encuentro nada ni casi nadie, muchos coches y mucho calor. Casi nadie caminando. Grandes cochazos. Soledad.


Finalmente llego a la ciudad, lo primero que veo es una iglesia y un bar de música negra, con pintadas sobre los derechos civiles conquistados. Esa fue una gran batalla.. Y aquí la quieren recordar. El negro no era reconocido como ser humano normal. La iglesia y el estado protegían esa concepción racista.


El centro de la ciudad es limpio, brillante, con limpios y altos rascacielos, muchos puentes que cruzan el gran río, grandes espacios, huele a café por la fábrica que hay en la entrada, Maxwell House. EL río se hace grande, las distancias tambien. Ya estoy cansado me ha costado dos horas llegar. La soledad sigue estando presente. Hay muy poca gente por la calle.


Voy al centro y entro en la Biblioteca pública, muy bonita, grandes espacios modernos.


No me quito esa sensación de vacío.

Encuentro un muro entregado a los grafiteros, pero nadie en la calle. Necesito comer algo pero no hay bares, solo restaurantes. Al final encuentro una Candy House muy original y americana donde me tomo una cerveza y un sandwich. Para volver a casa busco un autobús y en el camino por fin encuentro un asalto a la calle; un pequeño escenario con música rub muy alta. Me alegro de ver que la calle puede ser conquistada, incluso en Jacksonville.

He hecho un amigo que se llama Brian. Hemos conectado bien. Tiene un barco más grande que el Krill, que está restaurando. Quiere acabar de restaurarlo y vivir en el barco navegando. Mucho trabajo. El barco tiene más de 20 años y ha pasado por tres dueños, el último de los cuales no le hizo nada más que maltratarlo. Todo por hacer. Ha hecho bastante, pero queda otro tanto. Brian ha tenido muchas profesiones, piloto de avioneta, técnico informático en informática y en televisión, ahora es conductor de autobuses de lujo, de esos que llevan a bandas de música de gira por todo el país. Gana mucho dinero pero hace miles de kilómetros a la semana y al mes cruza dos veces EEUU. Su intención es trabajar solo 6 mese al año con los autobuses. y el resto navegar.
- ¿Y todavía no has salido a navegar?
- Todavía no, le tengo que poner baterías, y revisar el molinete del ancla.
- O sea que el motor está todavía por probar.
- Lo arancamos y funciona, pero es verdad que no ha navegado.
- ¿Y tú antes donde has navegado?
- Yo no, no he navegado nunca.
- ¿No has navegado nunca?
- No, pero estoy leyendo libros para aprender.
Me quedo en silencio. Comprarse semejante barco sin haber navegado nunca. Eso si que es una embarcada.
- Pues vente conmigo el lunes a New York, y así aprendes. Sería un máster de 4 ó 5 días en navegación.
- ¿De verdad?? Uf sería genial, tengo que arreglar un par de cosas, pero sería fenomenal.
No sé si ahora el que se mete en la embarcada soy yo.
- No te mareas ¿Verdad?
- No sé, nunca he salido al océano.
Se me genera una extraña sensación de confirmación y certeza de embarcada, pero a la vez, de hacer algo que va a ser útil, desinteresadamente, sé que en principio yo no voy a sacar nada bueno de esto, casi seguro que al contrario, más trabajo y menos seguridad. Si saco algo positivo será un cualitativo posterior inmensurable. ja.


Vamos a tomar una cerveza a un bar con muchos moteros de Harley Davidson.

A la mañana siguiente despedimos a nuestros amigos polacos, el otro buen barco de la marina. Se van a Azores. Son 4 de tripulación dos polacos una sueca y un danés. La capitana es la sueca y no parece muy segura. El danés, si, y ya se pueden ver problemillas de relación. Intercambiamos nª de tlfn. a ver que tal les va.

El atardecer es precioso. Brian está encantado de venir. Yo contento de hacer un amigo, aunque sospecho que en esta situación, no me va a ser muy útil. Veremos. A mí me encanta enseñar y compartir conocimientos con personas que comparten la pasión por el mar.

El lunes 19 de mayo zarpamos Brian y yo desde Jacksonville hacia New York. Bajamos el río St. Johns y nada más salir al océano, Brian se marea y se pone fatal. Se cumplen mis perores temores. Está verde como una oliva.













